Vuelven a sonar las coplas bravas
vuelvo a pintar mi cueva blanca
tan pura como el fandango
tan pura, como fueron mis niñas
mientras la sangre brindaba al toro
y el quegio junto mi lloro
me hacen más gitano, menos payo
y morisco al mismo tiempo,
el aire quiere arrancar mis raíces
en otro coso, en otro rondo,
donde no se esconde el rostro
tras el vino, donde no se esconde
la rabia que alimenta este latio
donde las fechas traspasan como flechas
este corazón removío.
Hay lagrimas que agrian mi vino
pa que no beba como lo hizo el pare mío.
Hay lagrimas que endulzan olvido
y mientas caen perdono como el viento
perdona a la barca y la lleva junto la orilla
sin temor alguno.
Que la faena llene de sudor mi frente
y que quiebre como un árbol viejo
sin sentir espasmos ni escalofríos.
Que sigan soportando mis brazos
los días pregoneros que siempre
habrá un molino pa moler el trigo
de la mala siembra. No soy
hombre de riqueza, con mi pala
y mi rastrillo remuevo la tierra
con palabras que siembran saetas.
Saetas pa mi virgen.
Saetas pa mi cristo.
Saetas pa mi tierra.
Saetas y más saetas.
Un día replicaran las campanas
la partida de este poeta,
no sé si habrá llanto
pa mojar el pan de los míos.
No sé si quedaran los versos
sin vestios, sin estíos. Desnudos
como los dejo la vida, con muchos
puntos y comas. Con muchas
sonrísas sin rimas, con pocas rimas
mientras siempre suene el beso
en alguna despedida.
Vuelven a sonar las coplas bravas
los recuerdos se avivan vida viva
que prende el sentio que al prender
la vieja radio el corazón se acelera
los pintores vienen corriendo
a pintar mi vieja cueva.