He mudado la piel y el corazón,
mis ojos me lo pedían.
He mudado las formas de decir
y hacer las cosas, la edad me lo pedía.
He mudado el amor, los besos, las tertulias,
y las caricias, mujer solo tú me lo pedías...
Se alejó el intruso que moraba en mi ser,
prion que alteraba la estructura
de mi cuerpo, de mi mente...
¡Se cerró el telón!
Después de tanto mudarme,
tengo la certeza, qué el que quiere
sueña, y el que sueña ama, y el que ama
tarde o temprano cambia....
¡Las manecillas del reloj,
es la que pone adjetivos!