son desierto y noches muertas entre principios
y teorías que parecen no llevar a ninguna parte.
Intangible, etéreo, efímero y a veces casquivano.
Es como sentir que se puede y querer sin temer
a la suerte, hay caminos que devoran, atajos
que decepcionan y deseos ilusos que dan luz
a este cuerpo extraño que no entiende su ceguera.
Es a veces tan difícil llevar la verdad en la boca
y tan fácil predicar la mentira que prefiero ser
complicado y sensato, que no ser un hombre de barro.
Llueve y mi carne es debil
la tormenta debilita...
Busco alocadamente el calor de mi musa
que ronda no sé donde, después del enfado.
Ella no entiende que mi mundo es complicado,
a veces inconexo, inexplicable, deshilvanado,
aislado, incensado y aún así la busco.
Llueve, llueve fuerte. no soy hombre de barro.