Esperaba el amor en cada esquina
en el hueco insólito que dejaba cada beso
el eco abrió los mares entre sus pestañas
y sus ojos volvieron a brillar.
Del paisaje de su cuerpo broto la semilla,
el amor de un hijo buscó la calle
que tenia el nombre del padre
y todo odio quemo los campos de malos frutos
en las encías cerca de la muela del juicio
y el veredicto siguió siendo aquel amor
que esperaba en cada esquina,
insólito, indómito, ajeno, inconsciente
y a veces pensador.
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