Eras transgresora de la noche
tu belleza cúspide de varones
que alucinaban del alardeo
de tus caderas, pecando con sus ojos
sobre las baldosas de la lujuria.
Fue tan difícil nuestro compromiso
que seria una locura hacerlo eterno,
etéreo y corpóreo, petrificaste los besos
así pesaba el alma al verte bailar con otro.
La decisión fue una sopa de letras
no encontraba ni el sí ni el no
mejor me marcho de puntillas
a silencios y a tu libre albedrío.
Yo desde el tiempo que te amo
te observare desde donde te observan
las gárgolas tan alto que quizás
no alcances a verme
pero si a escucharme
mientras las golondrinas
osan cruzar el mar.
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