Siempre hay un hueco
entre
chumbera y chumbera
donde apenas llega el sol
y se levanta la hiedra.
De la nada nace un niño
entre cuatro muros de piedra
y un corazón nato
que grita al feroz viento
que aleje las lagrimas
como si de hojas se tratase.
Ahora en calma y de rodillas
voy predicando cerca del mar
quitándome las pinchas
que un día no me pude quitar.
Más vale tarde que nunca
me dijo mi madre ayer
y aun la estoy buscando
entre chumbera y chumbera
justamente en ese hueco
donde nace la hiedra fresca.
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