De azahar y jazmín
son tus perfumes niña,
los campos de tu cuerpo
mis faenas, y tus ríos...
Tus ríos, corrientes que me llevan .
Horas muertas pido
tregua de mi causa
hilvanar el beso, la sombra,
el sutil quejido
son cosas de mi casta.
Y al mirar al cielo
verse caer en cima
comprendí que la belleza
siempre es sombra de la rima.
De los aires de tu cuerpo
y del verde aceituna
lo demás se lo lleva el tiempo.
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