lunes, 11 de agosto de 2014

Distancias cortas.

Que no se valla la tarde
que no desvanezca la pasión
que no se adulteren los besos
en este cuerpo casi inerte
hipnotizado por tu sexo
mudo de palabras
y unas pupilas dilatadas
llenas de versos.

No atiendas a razones 
fuera del perímetro 
de nuestras sombras.

Hay una aldea entre tus manos
y mis manos
un mar entre cintura
y cintura,
 una cama ancha
con rumbo a la alborada 
para sellar tus labios de café.


Aguanta la tarde que aún no caiga
que no cese el suspiro con retorno
a la calle del olvido
Agárrate fuerte, tatúa lo que sientes
en mi pecho y seguiré escribiendo
a deshoras esta novela
 de amor loco y veraniego
que sabe eclipsar la mirada
tan solo con un verbo.

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