viernes, 4 de abril de 2014

Sonó una guitarra para nuestros sexos.

Suena una guitarra en medio de la tarde
el alma canta en voz alta una bulería
ella rayando el cielo con su arte.

El va y ven de sus caderas
péndulo ante mis ojos 
que hipnotizados quedan 
mientras las palmas que replico
quedan mudas llevándolas
hasta el anden de su ombligo
y esperar al tren de sus labios
que llega con retraso, la tarde canta.

Suenan las campanas dando las ocho
pierdo las maletas y el sentido
embarcando con rumbo al deseo
entre el humo del cigarro
y un cuerpo fogoso que cruza
el cielo como un astro 
la tarde marcha sin nosotros
mientras el tiempo queda parado.

Besame sin prisas y con alevosía.



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