Una losa, otra losa y una más
para no dejar de sumar, mientras
mi cabeza no levanta su mirada.
No corre el aire para izar las velas
y escudriñar tus pestañas, tus ojos.
Solo la lluvia y esta humedad
es capaz de dejar las calles vacias
y muchos ¿porqués? en el aire.
Sigue ese banco vacío, esperando,
sin saber que trasero
hoy le contará su vida.
Este gris sigue facilitando
lágrimas de aquel que no
puede llorar en su casa
o
aprovecha esta soledad de calles
para seguir contando sus losas.
Una losa, otra losa y una más...
Te busco más no te encuentro,
te sigo buscando y nunca estas
ni en la calle de tu nombre
ni en los apellidos de mis versos
la existencia de tu ser, que salgo
a buscar desesperadamente
en los grises donde se han enseñado
a camuflar mis lágrimas.
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