Hoy la madre natura me abrazó
agarró a mis ojos de la mano
y juntos pasearon insolitamente...
El mar donó su color y las olas
un relajante sonido de fondo.
El sol aromó con su temperatura
a las flores y las flores, perfumaban
al aire, que me vestía de blanco
y purificaba mi cuerpo limpiando
el alma, a la misma vez que desembarcaba
en una metrópolis teñida de naranja.
De un naranja de atardecer sobre una
vespertina primavera, en un paisaje
escarpado de montes y cielos,
que se ciñen a unas cordilleras
altas como pechos ante la adversidad
mis amores esperan.
Yo revolcándome con la tarde
alegrándome los ojos y lamiendo
el borde de mis labios de crema de café.
El sol aromó con su temperatura
a las flores y las flores, perfumaban
al aire, que me vestía de blanco
y purificaba mi cuerpo limpiando
el alma, a la misma vez que desembarcaba
en una metrópolis teñida de naranja.
De un naranja de atardecer sobre una
vespertina primavera, en un paisaje
escarpado de montes y cielos,
que se ciñen a unas cordilleras
altas como pechos ante la adversidad
mis amores esperan.
Yo revolcándome con la tarde
alegrándome los ojos y lamiendo
el borde de mis labios de crema de café.
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