Que hay de aquel que tiene
donde agarrarse y sigue cayendo.
Que hay de aquel que planifica
un futuro incierto sobre una busto
de barro bajo la lluvia.
Que hay de aquel que bebe miel
de un panal y se sacia con el dolor
del aguijón sabiendo que su placer
acabará en traición.
Que hay de aquel que vive del pobre
y lo explota, no hay castigo sin negocio.
Cuanto necio a precio bajo
que en vez de valorarse o tasarse
Se deja llevar y engañarse.
Pobre de aquel ciego, que camina
libremente distinguiendo colores…
Y en su día pobre de mí, porque:
quizás me haya parecido vivir algún verso.
¡EVOLUCIÓN!
¡EVOLUCIÓN!
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