viernes, 15 de julio de 2016

Ya no busco la esperanza.

Ya no busco la esperanza en sus besos,
en el verde de sus ojos, en el tiempo.

La esperanza se marchó, se cansó, se casó
 con el silencio que deshoja su nombre
queriendo hacer más frágil los sexos.

Ya no busco la esperanza en un jarro
de agua fría, en el whisky a palo seco
ni en los bocados que me da la luna.

La espere en la falda de sus montes
atravesé todo su cuerpo esquivando
piedras, besadla más tarde en la cima
empujarme lentamente hasta romper cordura.

La espere en sus mares y ella no secó 
las lagrimas como chorro que de mis
costillas salían, olas turbias bravías
inundando el sonsonete que a su alma pedía
 un poquito mañana, tarde, noche
 un poquito, cada día.

Ya no busco la esperanza 
pero si algún día ella me encontrara
procuraría prestar atención y escucharla.
El tiempo a veces rebana, hace sanwich de palabras
saciar el hambre al honor, al amor, que duermen
en la misma cama donde se sudan y se buscan los sueños.




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