martes, 27 de enero de 2015

Mis aves pacen en ti.

Duerme y mis ojos
sobrevuelan su cuerpo
como bandada de aves
emigrando a otra parte.

A otra parte de ella.
A las pirámides en sus pechos
al oasis en su ombligo
al desierto en sus ojos
a la pampa de sus anhelos
al volcán entre sus piernas
al anden de su boca 
sin el tiempo perdido.

Mis aves pacen en ella
 en cada hueco
en cada hueso
 capaces de descifrar
los jeroglíficos
que se esconden
en su belleza interior.

La belleza exterior
no la ve un ciego de amor
solo las sienten mis aves
desde el primer momento
que anidaron en ella.






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