Nítido cielo azul
¡dame valentía!
por si mañana
levantase cobarde
y se alejase la
estrategia
de mi lucha...
Que se parta en dos
la coraza de quién
me juzga y en su alma
impura, entrase
mi sonrisa para
abrirle los ojos
ante el pecado.
Y así detener la mano
que pone
sal a mis heridas,
bajo este cielo azulado
que escampa lágrimas
como gotas de lluvia.
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